Es un fenómeno que no existía hasta hace unos años y ahora se extendió. Los seguros son contratados para bicicletas de US$ 500 a US$ 1.000.
Después del robo de la bicicleta, algunos se vuelcan a las redes sociales en la búsqueda de ayuda o a los sitios web de compra-venta para intentar recuperarla.
Foto: Juan Manuel Ramos
Redacción El País
A Magdalena le robaron la bicicleta meses atrás, en la rambla de Punta Carretas. La dejó atada a un poste sobre las 8:30 de la mañana para darse un baño en la playa, en pleno verano. En menos de 10 minutos, alguien se la llevó y nunca más supo nada de ella.
Realizó la denuncia en la Policía, donde le pidieron que diera detalles -modelo, marca, color, entre otras características- y la respuesta que recibió fue que revisara en Mercado Libre o Marketplace de Facebook para ver si alguien la vendía.
Su experiencia no es aislada y en el último tiempo estos robos se han incrementado.
A Anna -oriunda de Guichón, Paysandú- le robaron dos veces la bicicleta. Vivía en un edificio que tenía un estacionamiento en el subsuelo donde las podían dejar. Se enteró del primer hurto después de volver de Piriápolis, donde festejó su cumpleaños.
Al hacer la denuncia, la Policía le pidió el número identificativo que suele estar en el marco, pero ella no lo sabía. Nadie le había dicho que tenía que anotárselo por si sucedía algo. Semanas después, le robaron otra bicicleta -una que le prestó su novio- de la misma manera. Y no las volvió a ver.
En algunos casos las víctimas, luego de sufrir el robo de sus bicicletas, acuden a las redes sociales en busca de ayuda o a los sitios web de compra-venta para intentar encontrarlas.
A Magdalena la Policía le aseguró que, si la hallaba, la irían a buscar. En su caso, miró dos o tres veces en las páginas de internet y hasta le pareció que una podía ser, pero entró en la duda y no dio aviso.
En su caso no tenía seguro. Y si bien reconoce que “está de moda contratarlo”, asegura que son “carísimos” y no suelen cubrir “bicicletas” de las más económicas.
Con el incremento de los robos y la mayor circulación de bicicletas, las aseguradoras incursionaron en el servicio para este tipo de objeto.
El director de Friburgo Seguros, Felipe Rodríguez, contó a El País que en otro momento se aseguraba en el paquete de objetos dentro del hogar, lo que cubría incidentes en la vivienda. Pero, con el paso del tiempo y el desarrollo del uso de la bicicleta como deporte o medio de transporte, creció el mercado y hay una “movida interesante”, indicó, y aclaró que el incremento en la comercialización de seguros es visible también porque hace unos años no existía.
Por su parte, el fundador de Misegurook -que comenzó con solo bicicletas-, Martin Sosa, indicó a El País que existe una mayor venta de seguros de bicicletas en el último tiempo en el mercado, y que el “grueso” está en las que valen entre US$ 500 y US$ 1.000, que son utilizadas, por ejemplo, por personas para ir a estudiar y que, según relató, deciden contratar el servicio porque les “costó comprarla”.
También marcó que hubo un cambio cultural en la mirada sobre el que utiliza la bicicleta para transportarse de un lado a otro.
Desde SURA, en tanto, la gerenta canal Affinity y canal directo, Catherine Forrester, comentó que en su caso particular no ven un “crecimiento considerable” que les “llame la atención” pero sí valoró que durante meses se constatan picos como en la primavera, cuando el clima mejora para las actividades al aire libre.
Cuando una persona denuncia, se registra en el Sistema de Gestión de Seguridad Pública. Este mecanismo permite que si aparece una bicicleta, se sepa dónde fue hurtada, dijeron fuentes policiales a El País. Es el mismo sistema que usa para los vehículos u otros objetos perdidos.
¿Qué sucede con las bicicletas que la Policía encuentra y nadie reclama? Muchas veces quedan los depósitos, o se mantienen allí hasta que Fiscalía o la normativa permita entregarlas, señalaron los informantes. Con el tiempo, se puede determinar, por ejemplo, que sean destinadas a remate o para destrucción.
Las medidas recomendadas para evitar que ladrones logren hurtar
Un consejo para evitar los hurtos es “atarlas siempre” (incluso si se dejan en “garages, patios o balcones) y bien”, afirman desde Liberá tu Bicicleta, un proyecto voluntario y colaborativo de recuperación de bicicletas en desuso.
¿Y dónde dejarla? Donde no incomode, en una “estructura firme (que no se pueda remover)”, pero que “no sea un árbol”. Ponerla “a la vista es un poquito mejor pero no garantiza mucho”, y se debería evitar siempre elegir el mismo lugar, añaden.
Desde el movimiento especializado también aconsejan sobre cómo dejar la bicicleta. “Nunca linga”, y “mínimo con cadena cementada y candado de bronce y arco fino”, dicen. A su vez, entienden que, “si es con dos tipos de amarre, mejor”; y recomiendan candado “tipo U-lock de más de ocho milímetros”.
Al mismo tiempo, desaconsejan los candados con llave cilíndrica.
¿Y cómo se debe amarrar? Tiene que ser “siempre al menos al cuadro”, y tal vez también a la rueda trasera.
Otros consejos son que el “candado no toque el piso (así complica el martillazo)”, sacarle las partes (el asiento, la rueda delantera, etcétera), y fijar “cierres rápidos de ruedas o asiento (sustituyendo la palanca o con precintos metálicos)”.
