En Uruguay los delitos están aumentando. Puede ser. En Uruguay los delitos están bajando. También puede ser. O están estables. Puede ser. A “ciencia cierta” —o mejor dicho con las herramientas que la ciencia cuenta para intentar “medir” esa realidad— no se sabe. El país no cuenta con encuestas de victimización en que los ciudadanos declaren si ellos o los suyos fueron víctimas. Ni tiene una sistematización, depuración y comparativa de las denuncias que permitan un análisis que se aleje de la puja dialéctica de los políticos. Salvo…
Los criminólogos insisten en que, pese a esos “peros”, hay dos registros policiales que son los más fieles: los homicidios y los robos de vehículos. Los primeros por la sencilla razón de que el cadáver no se puede ocultar por mucho tiempo. Los segundos porque buena parte de los propietarios radican la denuncia para cobrar el seguro. Hasta el exministro del Interior, Luis Alberto Heber, reconoció en una de sus últimas conferencias como titular de la cartera que estos dos son “indicadores bastante probatorios”.
Sobre los homicidios discutieron hasta el hartazgo en la comparecencia al Parlamento de las autoridades de Interior, hace dos semanas. ¿Y el hurto de vehículos? Los datos oficiales, a los que tuvo acceso El Observador, muestran que sigue en aumento: creció 8% respecto al año anterior, y 15% en comparación a 2021.
La evolución muestra que, desde que hay registro, el robo de vehículos rondaba los 18.000 eventos anuales. Con la pandemia hubo una baja sensible —los académicos explicaron que coincidió con la menor circulación de autos y motos en plena emergencia sanitaria— y, tras ello, una nueva alza que se asemeja a los valores de 2017 pero no llega al pico de 2018. Siempre hablando en valores absolutos y sin tomar en cuenta las marchas del parque automotor.
Pero si hay algo que no cambia en estos años es que Parque Batlle sigue siendo el barrio de Montevideo que concentra más hurtos de vehículos. No es la zona más densamente poblada de la capital ni siquiera la que acapara más cantidad de autos per cápita. Pero es el punto con más hospitales y, según los técnicos, eso explicaría parte de la tendencia.
Los autos de las visitas o de quien estaciona a las apuradas por una emergencia pasan horas —y a veces noches enteras— a la intemperie. Por si fuera poco, la cantidad de arbolado y parque hace que, en algunas calles, la luz sea más tenue que en las grandes avenidas. Y, como dicen los especialistas, el hurto es un “delito oportunista”.
El cuerpo policial comunitario orientado a resolver problemas (PCOP) tuvo dos experiencias –la última de ellas en 2021 en Parque Batlle– con programas intentando reducir los hurtos de vehículos. "Se trata de hacer una análisis de la zona y decir acá se podrían podar los árboles, poner cámaras, iluminación de esta forma, repartir volantes, juntar los grupos vecinales que hay para que hagan también su trabajo. El policía tradicionalmente lo que hace es responder a un hecho aislado, sucedió un delito y atiende a la víctima. Esta modalidad que es lo que teóricamente se llama policiamiento orientado a problemas busca averiguar qué factores favorecen el delito en esta zona para trabajar sobre ellos", dijo el director del Programa de Seguridad Ciudadana, Diego Sanjurjo, a El Observador en agosto del 2021.
En ese entonces, se registró una leve disminución, pero luego volvió a subir. De esa experiencia pudieron obtener un mapa de calor que establece cuáles son los puntos más complejos, horarios y experiencias que ayudaron a afinar el perfil de este crimen.
Cifras en disputa
Dentro del Plan Estratégico que planteó Sanjurjo, se incluye la realización de encuestas de victimización.
El Frente Amplio había realizado un sondeo piloto de este tipo en 2017. Por razones que no están del todo claras y que llevaron a una investigación administrativa —algunos sugieren falencias metodológicas y otros aducen presión política— los resultados pasaron desapercibidos (no tuvieron difusión pública). Pero allí se constataba que solo el 28% de los incidentes en que las personas fueron víctimas llegaron a denunciarse a la policía. Por lo cual podía estimarse que cada 100.000 habitantes hubo 23.486 incidentes, una cifra similar a la que registra México.
